Últimamente estoy muy feliz. Estoy en una pura felicidad.
(Y éste va a ser un post largo, muy largo, antes de haberlo empezado, así que voy a cortarlo en partes).
Les dije que la felicidad tiene ingredientes, todos ocupamos en diferente cantidad y quizá nos sobren unos, o nos falten otros que quizá nunca mencione, pero primero, lo primero.
CHEQUEO MÉDICO
Realmente el año pasado, fue un año feo, muy atropellado
(y no en sentido figurado). No he hablado mucho del tema, pero tuve un accidente en moto, bastante sin gracia, que me tuvo en cama y algo zombie por dos meses. Me daban unos medicamentos que me hacían deambular... No podía hacer muchos movimientos porque tuve el hombro dislocado, una mierda para ponerse una blusa o lavarse los dientes. Además tenía heridas que hacían que no me pudiera poner tanta ropa como quisiera porque se me pegaba en las heridas. Una cabeza tan hinchada que parecía ET y daba tantas vueltas, que siempre hizo falta espacio en mi cama.
Así que pasaba en mi cama, semidesnuda, viendo Netflix a medias,
(tenía un ojo inflamado, que parecía salirse).
Mami siempre estuvo allí, podía dormía 18 horas, gastaba 2 horas buscando un lado para dormir, que no doliera... Las 4 restantes quizá comía, cagaba y orinaba... Ahhh y veía medio capítulo de alguna serie.
No era un lado negro, porque la vida me pasaba alrededor, era cómo estar, sin estar. La gente que supo, podía contarlas con los dedos de la mano, porque no hablé mucho del tema y tampoco tenía energías para hablar. Fue después, que ya más recuperada, intentaba hablar de algo, que no recordaba, porque en el accidente perdí la conciencia... Ni siquiera recuerdo estar en emergencias... Nada. Yo era un semi-vegetal y caí en la realidad así de golpe, en el Hospital del Trauma
(nombre más horrible, para ponerle a un lugar).
Me tocó ir a una cita, y ver a la gente alrededor mía, mal, muyyy mal. Pero lo que me pegó, me pegó más fuerte fue un caso similar al mío, no por la gravedad, sino por la historia. A ella la habíamos visto la primera semana en que había ido a la clínica para revisión, había hablado con mami y luego conmigo.
Ella,había sufrido un accidente en moto también. Lo de ella no era de gravedad, sólo heridas tìpicas de motociclista herido: rodillas, codos, caderas... Esas que le pasan a uno al caer de una moto en movimiento y no tener tanta ropa para evitar rasparse
(sí, ahora valoro esas chaquetas enormes que usan los motorizados). Era madre de dos niños y su trabajo no era muy bueno. Sufría por eso.
Yo tenía citas semanales, mensuales, trimestrales. Hasta daba tiempo de socializar mientras esperaba uno sentado. Mami conversaba, yo usualmente asentía con la cabeza.
Dos semanas después teníamos cita. Todas mis heridas habían cicatrizado, todas. No sé si la sábila, si el aceite de coco, si la rosa mosqueta...
(pueden preguntarme por correo en caso de pasarles algo similar y les doy la lista enorme, pero mágica al parecer)
Solo tenía un hematoma enorme en el cachete, era sangre coagulada que con una inyección me quitaron en segundos. El doctor estaba asustado, y leía mi expediente una y otra vez, ya podían quitarme todos los puntos y me puso una cita para cinco meses después
(a la que no fui, no tenía nada más que curar). Y la vimos a ella, igual... Igual de mal. Sus cicatrices seguían allí, hasta con pus, parecía la misma chica de hacía dos semanas, caminaba con dolor, mami asustada no podía ni conversarle,
Cuando se armó de valor le dio todos los secretos con los que me había curado.
En el bus, en modo semi-zombie le dije a mami:
-Mami ella no tiene mamá ni familia que la apoye. Ella tiene que ver cómo vestirse, cómo curarse, cómo cocinarse y venir sola acá. Tiene tantas preocupaciones, problemas. son como llagas emocionales y esa es la forma en que su cuerpo reacciona, porque su cuerpo necesita curarse por dentro. La tristeza también es una enfermedad, feamente la llaman depresión. Yo no tengo ningún problema de ese tipo, yo duermo tranquila mami, mi cabeza no tiene nada que pensar, ella no puede darse ese derecho.
Y allí supe el primer ingrediente,
Uno tiene que curarse por dentro, y para curarse por dentro, hay que saber que es lo que realmente le aqueja en la vida. Hacerse un examen médico general, chequearse el corazón y la cabeza. Los pulmones, el bolsillo. El árbol genealógico.
¿Es el dinero, los hijos, el trabajo, los problemas familiares, los maritales - de pareja?
Cuándo uno sabe que es lo que realmente duele, que punza, puede buscar soluciones... E intentar buscar la felicidad.