Tahúr

Muévete, contonéate como la serpiente que sueles ser, báilame desnuda y has poderío de esas curvas que luces tan perfectas. Deslízate por el colchón, por las paredes, por la habitación, hazte su dueña, márcalos como de tu propiedad… Séllame con tus besos, aráñame, deja rastros en mi piel y hazme tatuajes de sangre para lamerme como un gato cuando no estés… Haz camino entre mi haraposo cuerpo, arráncame la ropa, embriágame de caricias, haz un cóctel con la lujuria y la lascivia, úntala por mí con tu lengua –como bien lo sabes hacer-. Enséñame esos trucos, juega con el poco pudor de mujer que queda. Apresa mis miedos, esos que impiden que quiera tocarte. Esos a los que le temo por sentir tu curvilínea figura… Esos que por sentirte mojada me sonrojan… Prostituye mis prejuicios, distorsiona mis sentidos y haz que no te perciba mujer. Intoxícame del veneno adictivo que tiene tu piel. Déjame sentirte como la noche de ayer… Hoy seremos desconocidas, hoy quiero perder las inhibiciones y tocarte por primera vez. Despójame con furia y no me hables, no quiero escuchar tu voz, porque recordaría quien sos. Al amanecer diremos que nada pasó, que fue una noche de copas, que estuvimos embriagadas… Pero bien sabremos que nos alcoholizamos con el néctar de tu desenfreno y los jugos de mi perversión. Y que mañana jugaremos el mismo juego, pero esta vez intentaré prender la luz.