Querido Santa Claus:

Ya he recibido muchos regalos, pero el tuyo no vendría nada mal. Este año me porté muyyyy muyyy bien, algunos lo llaman mal, pero yo lo disfruté y los otros también y es eso lo que cuenta. Cobré como debía y no subí mi tarifa –además con esto de la inflación y la crisis económica creo que no hubiese sido una buena decisión-. Le di de comer al prójimo –aunque he de aceptar que ciertas veces me negué pero para que coman con asco, con pelos en la comida, o medio apresurados; prefiero no ofrecer-. No me pelee con ninguna de mis “compañeras”, y sin llegar a ser egocéntrica nunca han sido competencia. Tuve ciertos disgustos que intenté solucionar de formas pacíficas o conciliadoras, pero ellas no accedieron a lo que les propuse, como yo les ofrecía pagar no era de su agrado, y con eso de que no a todos les gusta lo mismo, pero decir que no a una propuesta de sexo…. MIS PROFUNDOS RESPETOS. –Que calzón de castidad más bueno, ni les pregunto donde lo compraron, porque de esos no quiero-. También fortalecí lazos con algunos clientes frecuentes, que ya pasaron a ser mis “polvos repetidos”, con eso de que tengo que apuntar los movimientos y frases para intentar no acostumbrar la coreografía que a veces hago cuando no tengo ganas… Aunque los gemidos aún no he podido fingirlos –esos me nacen… de… las cuerdas vocales-. Además he cumplido, ya que les doy a los clientes lo que piden –para eso sirve anotar los gustos y preferencias, si quieren duro, suave, arriba, abajo y todos esos detalles. No te digo que con mi mamá no he tenido problemas, porque sería mentir –y esa no es mi especialidad en jornadas no laborales- pero que se ha puesto contenta cuando por fin lavé los trastes y arreglé la cama –si aquella cama que me regalaste a prueba de grujidos y reforzada con dobles tornillos- debería pedirte una pero cambiar cada año ya me está empezando a dar vergüenza, además estoy haciendo uso de otros armarios, por eso este año te pido mesa nueva. No te pido más jueguetes porque he sufrido un calvario y he tenido que botarlos, porque no se donde esconderlos de los pulpos de mami. Necesito algo más que una polla de plástico, eso de mover las manos, el condón, las pastillas y todo eso ya me están cansando… Quiero un muñeco inflable, un maniquí operado por monedas, un robot cogedor –y no de café-, un esclavo musculoso que sepa gemir y decir: “Si mi ama”… Que en una mano tenga un calambo y en la otra cada dedo se mueva y se humedezca como lengua. Que tenga los mejores bíceps, tríceps y todo eso… Un culo prieto del cual me pueda agarrar, que no sienta dolor –para cuando le clavé las garras-. No pido que le mida mucho, con 17 cm soy contenta… Lo pediría mudo pero sabes como me excitan ciertas palabras, así que haz que se puedan programar algunas palabras… Que nunca se le apagué si yo aún estoy prendida, que la leche le sepa a helado de caramelo con vainilla. Y sobretodo que entienda que a veces no quiero dormir sola y solo necesito su calor entre mis sábanas. Se despide: Tu Puta Favorita PD: Si no encuentras en versión masculina, mándame una femenina pero con unas buenas tetas… ¿Y vos que vas a pedir?