29 abr 2020

Vos tan europeo

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He visto que muchos idealizan a Europa, sus edificios, costumbres, etc.
Hasta que uno tiene la oportunidad de saltar el charco y se topa con un montón de prejuicios y de interacciones frías...

Tuve la oportunidad de tener citas con europeos, salir a conversar, a beber, y claro uno siente ese respeto que no siente en las calles acá en Costa Rica, allá podés andar desnudo y nadie te ve con ojos de deseo o de desaprobación. Nada... No te ven de ninguna manera, reconfortante cuando no queres que nadie te vuelva a ver, pero bastante confuso cuando hablamos de coquetería o citas. 

Tuve citas, nunca me besaron, nunca sentí coquetería, nunca fluyó nada. 

♫ Hasta que te conocííiiiiiiii... No te miento fui feliz (Plancha Modo On)

Quedamos de vernos en un parque, para recorrer la ciudad, me dijo como andaba vestido y me topé con una mole de 1,97 metros, cuerpo de vikingo y una cara de bebé Mennen (ojos claros y saltones, cachetes rosados, una cara de inocencia).

Terminamos en un bar y así sin más decidimos recorrer el mundo, por varios días. Confieso que no llevaba malas intenciones, me parecía un chico honesto con buena vibra y un poco bobalicón, que podía hacer mi viaje más ameno.

Cambiaba la estación, todo era reggaetón... Ni que decir explicando las letras, explicando porque la gente es infiel y canta con despecho, que es el doble sentido... Todo.

Él era un hombre de 35 años empacado en un puberto sin experiencia de 19 años y eso me encantó.

Quería arracarle el pudor a mordiscos, lamerle esa pulcritud, hasta dejarlo sucio de mí, pero no podía.

Ibamos en el carro, cantando por enésima vez, esa canción de reggaetón que tanto sonaba, porque ya no valía la pena ni cambiar, y sin querer, le golpee el hombro y siguiendo mi torpeza le pellizque el brazo... Estática, se paralizó.

Me vio con unos ojos fuego, tan extrañado, tan ido, no supo reaccionar y me hizo lo mismo, como un niño. Solté la carcajada, porque me golpeo con tremor y me pellizco con miedo.

Viajamos por horas... Dos turistas, tan lejos de casa, hablando en otro idioma.

Llegamos a nuestro destino y cada uno tomó su rumbo, aunque decidimos cenar. Divertidamente, el restaurante estaba en el centro de nuestros "domicilios temporales", yo iba hacia la derecha, el debía ir hacia la izquierda.

Me abrazó, me tomó la cara y me besó, en el mismo momento en que me besó me soltó.

-Me siento extraño.
-¿Por qué?
-Allá es irrespetuoso ésto que hacemos, uno no se besa en público, solo los adolescentes. Es molesto para la gente alrededor. 

Me reí y contesté:
-No estamos allá.

Me besó como si no hubiera mañana, allí en la esquina de ese restaurante...

Y así con su bobalicona personalidad me había descongelado el corazón.



1 comentario:

  1. Ricardo G.Sabril 29, 2020

    No te daba pánico encontrarte con un depredador sexual (no modo funny si no modo danger)

    Igual ese concepto tan idealizado del europeo tipo Ken o tipo Barbie no me ha llenado! Viví en Ámsterdam un tiempo y nunca sentí ese crush!!! Prefiero mil escuchar groserías a la tica:)

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