Hacían miradas... Nada. Hacían caras... Nada.
Lo miré, me miró. Le hicé ojos, le levanté las cejas, moví mi cabeza y sonreí... Él me respondió. Se acercó, sonrió, mientras me corría...
Y sólo le pude decir:
-Con un bus tan lleno, jamás se desprecia un campo a mi lado.
Él se empezó a reír...
Y yo respiré tranquila, sabiendo que no era yo la que olía mal. (O eso creo jo joo).
7 jun 2011
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Jajajaja, genial... voy a ver tu perfil. Carajo estás muy lejos. Saludos.
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