Habíamos decidido visitar a mi familia, se acercaba la Navidad y yo tenía que trabajar...
Los fines de semana donde mi tía se hacen lentos... Muy lentos.
Estaba enojada por el sábado, había visto al gemelo de mi amor platónico quinceañero, estaba rico , yo babeaba al verlo con el rabillo del ojo...
Me sentía tonta... Tonta intentando verlo... Y él, él ahogadamente intentaba acercarse... Bueno, eso creí yo.
Sentí que me miraban raro... Volví a ver, era él sacandome una foto de mi NO FOTOGÉNICA cara. Y aún así no me atreví.
Me sentí muerta en vida, en otra ocasión hubiera sonreído, lo hubiera saludado, hubiera preguntado por su hermano y hubiera rozado por accidente mi mano en su brazo... Y así, sin verguenza le hubiera coqueteado porque estaba rico y no tenía mucho que perder...
Llego el domingo... Era tarde, muy tarde, yo en pijamas estaba obstinada, amargada....
Llegó un familiar a saludar (PD. El parentezco se va a resumir a primo, para que la historia pueda ser contada en varias escenas... O post).
Yo en pijamas me revolcaba como gato aperezado, mientras él hablaba con mi mamá... Así sin más, yo desesperada, urgida, GANOSA...
Le dije:
-Quiero salir, he estado todo el día encerrada. Lleveme a algún lado.
(He de confesar que ahorita no recuerdo bien la conversación que tuvimos, pero tiempo después, él me dijo que la tristeza y la depresión por estar encerrada se me notaba...)
-Bueno yo tengo que ir a bañarme, alistarme.... Paso por vos a las 7pm.
-¿Seguro?
-Sí claro...
Y yo, yo le medio creí...
PARTE II
27 feb 2013
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