Mi primera vez

La mía, la mía... Contestando al Cbox de Que maigre la recordé... Aunque no la he aceptado como tal, pero si, fue así...

Me enviaste un mensaje al MySpace tan confuso, tan extraño, miré tus fotos y no me gustaste, de negro, metalero y yo tan colorida… Pero aún así te agregué al MSN, hablábamos de todo, que parecía que nos conocíamos de años… Al fin di el paso de conocerte, iría a tu casa con hospedaje incluido.
El primer día que nos conocimos personalmente fue pura bomba, juegamos como nunca, me mamasteee como lesbiana, me tocaste tan bien y dormí en tu cama, amanecimos con omelets y las nalgas de tu papá en la piscina.

Tenía que irme y quisiste ir conmigo, temblaba porque vería a mi mamá (e imaginaba la cara de ella al ver a un tipo de 1.87 metros con un gran tatuaje en su brazo, vestido de negro y acento español).
Nos llevábamos tan bien dentro y fuera de la cama, que me hablaste de relación, noviazgo y conociste a mi mamá el segundo día… Hablaste con ella por horas y aunque ella te miraba con miedo luego se acostumbro a tu acento y a tu forma de hablar tan libre… Ella te habló de mis novios, de mi virginidad y esos detalles que nunca te habría contado (hiciste uso de esa labia que tenías para sacarle esos secretos).

Siempre te visitaba y me reía con las actitud de tu papá, sus conversaciones y sus raros pero ricos cocteles… Y si tuviese 40 años menos te cambiaba de un solo… Te perdías cada vez que encontrabas un nuevo ligue o una nueva posibilidad y cuando veías que nadie tenía la misma forma que yo, volvías…

Soy mala ordenando cronológicamente (suelo pensar que es un diario, no un blog) pero con vos eran las mismas rutinas de siempre, un mensaje de texto: - “¿Que haces?”, y yo que me atrevía a decir que te conocía como la palma de mi mano (cuando no tiene líneas), contestaba: “¿Qué propones?” y como siempre sucedía me invitabas a tu casa. Estabas tan ansioso que ESE día hiciste algo que nunca hacías: - "Paso a recogerte"…

En tu mirada se notaba el hambre que llevabas, no con la que me devoraste la primera vez que me viste, ni la segunda, ni la tercera… Pero aún así, esperar tanto por mí que te tenía ansioso… Podría pensar que creíste que conmigo era fácil, y que una ninfómana (eso creías, aunque yo nunca había probado el sexo) como yo, jamás diría NO a un buen polvo -o al menos eso decías-.
Ese día estabas tan ansioso te habías cansado de mi actitud no “sexística “ y me preguntaste el porqué… No tuve respuestas… Era una más de la lista que esperaba hacer el amor y no el sexo.
Empezaron los roces, la lubricación, los juegos de siempre y la metiste aprovechándote de mis excesivos jugos y mi total éxtasis al deleitarme con el movimiento de tus manos no me hicieron darme cuenta, cuando te sentí encima y te empezaste a mover (no voy a mentir porque se sintió bien) y me deje ir…

Hasta que te moviste tan duro que empecé a pegar mi cabeza en la pared, y el placer paso a ser dolor, estabas tan en lo tuyo, que no notabas como me corría para no golpearme más, que me moví tan raro, tan extraño… Que te viniste…
Recuerdo que pensé… - "Esooo es todo…" y hasta lo dije… Te sentiste tan ofendido que dijiste: - "Cuando gritaste y pusiste los ojos en blanco no dijiste lo mismo"

Pero sí, eso era todo…

Y te reíste de mi virginidad, e hiciste el comentario: “Eso solo te lo cree tu mamá, no viste como entró”… Me dolió porque la había entregado sin querer hacerlo… Había pasado tan rápido, o al menos así lo sentí, mis juegos me habían traicionado, y yo toda tonta dudando de lo que realmente había pasado.

Sé que ese día te decepcionaste de mí, así como yo de ti… Porque cuando quisiste segunda vez, yo estaba tan cerrada que ni un palillo de dientes hubiese entrado… Y vos acomodándome como muñeca inflable… De verdad, te deteste.

Y ahora en perspectiva, segundas partes… A veces son mejores… (o al menos en mi caso sí…)